miércoles, 10 de marzo de 2010

LA CONDESA DE BABEL

A Julieta, mi hija.

Cuando nació,
Una antigua leyenda
Encarnó en su sonrisa;
Y la eternidad que un templo buscaba
Encontró su alma.


La belleza de mil mujeres
Convergen en sus rasgos
Y las oraciones de mil ángeles
Son efectivos en sus labios.
Las lenguas de Babel
Se entienden en su mente
Y los antiguos enigmas
Ocultos en las estrellas
Encuentran en sus ojos
La profana claridad
De una revelación imprevista.
Guardiana de los preceptos
Reina de las palabras,
El universo tiene un nombre
Que ella conoce;
Y conversa con Dios entre sueños
Y le habla en el primer lenguaje del mundo:
Tiene el poder de crear
La luz con sólo decirlo
O la noche y las estrellas.

DUEÑA DEL TIEMPO

A mi esposa.
Biblos-10-03-2010

Sometes al viento para ser tus manos,
Y acariciarme aunque ausente y lejana.
Sometes al tiempo
Para amar a nuestros niños que esperan mañana.
Eres el arca de la vida y las fragancias;
Tu vientre es mi prado
Donde brotan todas las flores.
Bañas con rocío las promesas
Que han crecido como hierba buena en el horizonte.
Me besas con la intensidad del aguacero,
Y para decir que me amas: cantas
Con tu garganta de pino
Sobreviviendo al otoño.

Tus ojos son dos soles generosos,
Donde nacen los luminosos
Ríos paralelos de la vida y el perdón.
Cuando despiertas
Las aves cantan,
Sobresaltadas de gratitud
Por este eterno amanecer.
Mírame una vez más
Y lo comprenderé todo:
Ilumíname con tu simple claridad.
Gracias. Gracias.